Seguramente han escuchado anteriormente ésta u otras frases distintas pero referidas todas al rechazo por las matemáticas alegando cierta inutilidad de esta disciplina para la vida futura de los niños que en conclusión dicen lo mismo: ¿para qué voy a aprender matemáticas sino seré ingeniero?
El rechazo de hoy en día por las matemáticas se ha incrementado en índices realmente preocupantes. Son muy pocos los niños que en mi consulta aceptan las matemáticas como materia escolar preguntándose la utilidad de las matemáticas para el resto de sus vidas considerando que al hacer carera elegirá algo que no tenga nada que ver con ellas.
Las matemáticas es un lenguaje de números que debe entenderse como parte de la vida diaria, es así como la debemos concebir padres y maestros para no otorgarle más dificultad de la que realmente tiene, y así por fin excluirla del triángulo del terror “las tres marías” (física, química y matemáticas).
Los números siempre forman parte de nuestra vida, las ejecuciones matemáticas y más aún la lógica, son parte de la resolución de problemas que se ponen de manifiesto a diario.
En niños pequeños, las matemáticas se ve manifestada en la adquisición de nociones de cantidad, número, forma y tamaño, a nivel cotidiano el decir la edad, la observación de quienes son como ellos y cuales son los adultos, las distintas formas de objetos que forman su ambiente es un proceso natural.
Más adelante en los niños grandes, el comprar la merienda y el calcular el tiempo son actividades que usualmente están en funcionamiento. A nivel académico las matemáticas incluyen la resolución de operaciones básicas y más adelante con fracciones, decimales, etc., geometría, resolución de problemas con razonamiento complejo que abarcan más de una operación, entre otras
En adolescentes, la compra de boletos para el cine, vueltos de entradas a conciertos, presupuesto de mesadas, el cálculo del tiempo para su planificación, conocimientos de MegaPixeles e innumerables conocimientos tecnológicos, así como la resolución de problemas son el día a día de estos pequeños adultos, por ende, sus conocimientos matemáticos deben ser más complejos, en cuando entra a sus vidas la famosa algebra que es el dolor de cabeza de muchos ellos.
En los adultos como nosotros ni hablar. ¿Difícil? Yo creo que es parte de una falsa leyenda del que todos hemos sido parte. Al etiquetar esta ciencia como difícil, el daño está hecho.
Definitivamente, las matemáticas requieren de práctica, constancia y memoria; pero ¿no son así todas?, la diferencia de las matemáticas con otras ciencias es que es sumamente lógica, siempre tiene un origen, una causa, una explicación y una ejecución comprobable.
El aprender matemáticas involucra la acción de procesos cognoscitivos complejos que deben estar en buen funcionamiento para poder aprender correctamente. Estos procesos deben darse de forma simultánea, así como los contenidos deben darse progresivamente, es decir, a medida que el niño adquiere conocimiento y manejo de ciertas habilidades matemáticas, se inician procesos más complejos. El problema se presenta cuando una de esas habilidades no son concretamente adquiridas y es cuando los nuevos aprendizajes no pueden ser incluidos en el repertorio de conocimiento de nuestros niños, en consecuencia, presentan lo que llamamos popularmente “lagunas” que luego obstaculizan su aprendizaje. A través de actividades diarias podemos estimular estos procesos cognoscitivos que, además de beneficiar el área intelectual del niño, le ofrecerán una mejor calidad en sus experiencias académicas.
Para evitar este tipo de dificultades que, más allá de condicionar a nuestros hijos a tener bajo rendimiento, afectan considerablemente en la seguridad de ellos mismos concluyendo con una gran frustración de ellos y nosotros, debemos considerar algunos procesos o cualidades que intervienen en el aprendizaje matemático:
Secuencia y memoria: La matemática es acumulativa, por ende, los conocimientos anteriores son cruciales para entender nuevos conceptos.
Integración de procesos cognitivos: Tales como la atención en pequeños detalles, memoria, razonamiento, entre otras.
Exactitud: Las respuestas en matemáticas necesitan generalmente ser exactas. Hay generalmente sólo una respuesta correcta posible.
Constancia: La matemática siempre involucra procesos ya adquiridos para hacerlos más complejos.
Automonitoreo: Las matemáticas exigen que el individuo examine y revalúe constantemente cada procedimiento.
Tolerancia y paciencia: Aprender matemáticas trae consigo una carga emocional.
Seguridad: Algunos niños creen que tener habilidad en matemáticas es signo de gran inteligencia, como consecuencia, la no habilidad en estos procesos influye en gran medida en la autoestima, así como en el miedo de ser buenos por ser confundidos con sabelotodos.
Motivación: Como en el título de este artículo, vemos que los contenidos de esta ciencia son muy abstractos e irrelevante y están solamente asociadas al colegio, lo que la hace aburrida. Debemos encontrar fuentes de motivación externas.
Ahora bien, conociendo estos procesos y cualidades, las recomendaciones para los padres son las siguientes:
Jugar… así como lo oyen, además de afianzar el compartir en familia, establecer hora de matemáticas jugando como rutina, ayuda enormemente al niño a divertirse con ella. Algunos juegos de mesa pueden ser: Monopolio, Live, Easy Money, Risk, Uno, Rummikub, 1000 kilómetros, dados.
Enseñar al niño una rutina donde verifique que sus cosas estén bien hechas, no sólo en la tarea, recuerden que no debemos enfatizar las matemáticas como obligación académica.
Practicar en el carro, ver las tablas como un juego, a través de canciones que inventen entre ustedes, un reggeton de tablas no estaría nada mal.
Hacer entender a su hijo que no necesariamente debe ser bueno en matemáticas para ser inteligente, que debe entenderlas, pero no necesariamente si es el mejor es el más inteligente, den ejemplos de artistas famosos, literatos, entre otros que no están ligados con las matemáticas únicamente, así como otros que sí lo estén. Enfaticen que cada quien tiene sus habilidades y que las descubrirán juntos (quién sabe si su hijo será o no un ingeniero).
Antes de pagar en el supermercado lleve la cuenta de lo que el niño quiera llevarse e involucrarlo con el cálculo, también si el IVA no está incluido en el precio y recuerde no abrumarlo.
Haga que se responsabilicen en algunas oportunidades con el tiempo, puede hacerse el despistado que perdió el reloj para que su hijo controle el tiempo del parque o de cualquier actividad.
Comprarles software o programas de computadora que contengan juegos matemáticos donde tenga la oportunidad de disfrutar de las matemáticas.
Lic. Karina Paredes Ayala
Tutor Psicoeducativo y Psicopedagoga.
Directora Educación Humana
kparedes@gmail.com/
educacionhumanadbi@gmail.com
http//educacionhumanadbi.blogspot.com
El blog de los especialistas en psicología y pedagogía infantil y juvenil, aquí encontrarás artículos interesantes con orientaciones y reflexiones para padres y profesionales.
Papá ¿para qué voy a aprender raíz cuadrada? ¡Qué fastidio!
Escrito por
educacion humana dbi
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1 comentario:
felicidades por este articulo
y muy asertado ojala todos los
padres mostraran un poco mas de
atencion a sus hijos precisamente
en este punto ya que en esta vida
todo es matematicas sin importar
cual sea la situacion en que nos
encontremos siempre estaremos
enfrentandonos a casos donde
tendremos que usar un calculo de
pros y contras por cada accion que
agamos y para acerlo bien tendremos
que usar presisamente eso que odiamos llamado matematicas
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