Prevención de la violencia familiar

Publico este artículo a nombre de Eduard Hervás (Psicólogo, eduardhervas@gmail.com), podeís encontrar más artículos suyos en su blog


PARA QUE NO AGREDAN NI AL PADRE NI A LA MADRE


PROBLEMA
Oigo por la radio que han aumentado las denuncias por menores que agreden a sus padres. Y esto es muy grave. Por algo se decía antes aquello de que "es peor que pegar a un padre". Mal pronóstico tiene esa familia en las que los padres sufren las agresiones de uno o varios hijos/as -agresiones físicas, psíquicas o verbales, que de todo hay y todo duele-, sean de los que denuncian o de los que lo callan y simplemente lo sufren de puertas hacia adentro.
Si quieren salir del embrollo en que se han visto metidos por los años vividos juntos deberán echar mano de un/a buen/a profesional de la psicología y muchas ganas de que todo cambie. Con todo el esfuerzo que pongan será difícil, pero deberán intentarlo o renunciar a la relación m/paterno-filial, reconvirtiéndola en otra cosa.

PREVENIR ANTES DE CURAR
Lo que hay que conseguir es que los menores que ahora tienen 1, 2, 3 o 7 años no lleguen a agredir a sus padres cuando tengan 12 o 14. ¿Y eso como se consigue? Pues muy sencillo, dejar bien claro desde el principio quien manda en casa. Y debe quedar claro que en casa mandan el padre y la madre, que son los que tienen esa responsabilidad. Y eso debe notarse desde bien pronto, desde que los niños son capaces de manipular a los mayores, que es desde que nacen.
Las cosas se hacen porque la madre y el padre así lo deciden -o uno de los dos, es es una familia monoparental, en la que hay más riesgo de perder el control de la situación-.A los hijos se les pide opinión, se les conceden caprichos, pero se hace lo que quieren los padres, desde el principio, y poruqe lo quieren los padres. Una familia no es una sociedad democrática. y quien lo crea así ya no hace falta que siga leyendo. No son "pobrecito/a, total qué más da..." Y da, vaya si da. Si no, que se lo pregunten a los p/madres agredidos.
No sirve acceder a sus caprichos para que callen y no lloren o no den la lata, en casa o en el supermercado. Ni concederles privilegios porque los tienen los amigos, amigas o compañero/as. Es la peor de todas las razones, permitirles algo porque dicen que se lo permiten a los demás.
Otra cosa importante es poner reglas, dejar que se cumplan y si no se cumplen que les cueste algo. Porque en la vida hay reglas y hay que aprender a cumplirlas. Eso no se aprende en la escuela. Reglas para levantarse y acostarse, comer, hacer los deberes, jugar, leer, salir... Reglas que ayudan a la convivencia doméstica y les sirven a su educación.
Y si las reglas no se cumplen o se saltan los límites (horarios, volumen, suciedad, dinero, consumo...) el padre o/y la madre debe hacer que les cueste algo. Porque si no les cuesta nada nunca aprenderan a cumlir las reglas.

APRENDER PARA QUE APRENDAN A VIVIR
Así, poco a poco desde el primer día de vida, los hijos e hijas aprenden a vivir en familia y consigo mismos, sujetos a una autoridad p/materna que debe evolucionar al tiempo que los niños/as van creciendo.
Y junto a las reglas y los límites mucho amor, que se manifiesta en respeto mutuo. Los hijos deben saberse queridos y aceptados, desde pequeños, aunque se les esté confrontando con su mal comportamiento.
No se les deja de querer porque se porten mal, ni se hace como si se les dejara de querer. Se les quiere y se les demuestra con la coherencia p/materna y con besos, caricias, muchas palabras y mucho tiempo compartido. ¿Es difícil? Durante muchas generaciones no ha sido difícil. Ahora, cuando el capitalismo consumista aprovecha todos los resquicios de la educación, "moderna" para atacar, hay que esforzarse más y no ceder ni un palmo. Si no se tiene muy claro habrá que hablarlo con otros padres y madres o, ¿por qué no? ir a aprender a un sitio donde enseñen como deben comportarse los padres y madres.
Todo para que cuando tengan 11, 12 o 14 años no sean unos agresores de padres y madres y, cundo tengan 25 o 30 años puedan ser buenos padres o madres.
Me comentan responsables de Guarderías/Escuelas Infantiles que están alarmadas por la manera en que algunas madres están aprendiendo a relacionarse con sus bebés. Y viceversa, cómo los/las bebés aprenden a relacionarse con ellas. Llegan a plantear la necesidad de que en el tiempo del embarazo, especialmente en las clases de preparación al parto, las matronas les expliquen que, además de lo maravilloso que es tener un hijo y cómo hay que hacer para que salga de la mejor manera posible, el parto es también el inicio de una serie de preocupaciones y problemas para el padre y la madre.

Los/las bebés lloran, se manchan, se despiertan por la noche, hay que darles el pecho o el biberón, luego la papilla y después hay que conseguir que empiece a comer comida de mayores. Y tienen fiebre, vomitan, tienen diarreas, hay que llevarlos al médico y hay que ponerles vacunas.


La fantasía de una maternidad maravillosa y sin problemas, en la que todo es alegria, felicidad y amor lleva a que algunas madres se derrumben y claudiquen desde los primeros meses en gran parte de su responsabilidad educadora. Especialmente, si el padre no está a su lado compartiendo la responsabilidad de la crianza del/la bebé. Los meses siguientes al parto son duros, aunque la recompensa de los también duros meses del embarazo ya está presente en esa nueva criatura llena de ojos, de boca y de piel que acariciar.

Me comentan las educadoras de las escuelas infantiles que hay algunas madres de bebés de un año que se quejan repetidamente de que sus hijos/as les muerden... No saben cómo evitarlo ni cómo reponder. No saben cómo hacer para que esa pequeña criatura vaya aprendiendo a vivir y a crecer como persona, paso a paso, dia a día: a comer, a dormir, a jugar, a hablar, o a callar. Y en demasiadas ocasiones piensan que tener hijos/as les ha complicado demasiado la vida.
Ahora son madres y padres jóvenes pero antes fueron adolescentes, niños y bebés. De una generación a la que no se les ha exigido demasiado y que han aprendido a vivir de una forma muy cómoda, sin demasiadas responsabilidades propias ni en su familia de origen; que aprendieron que lo más importante es cada uno/a mismo/a, por lo que les cuesta ir perdiendo toda esa libertad conseguida a cambio de nada desde su nacimiento.

Si un bebé aprende a morder y gritar y llorar y, con ello, a controlar a sus padres y al resto de adultos, mal comienzo de vida tiene. La responsabilidad de sus padres está en enseñarles que la vida no puede ser así y les tendrán que poner límites claros, reforzarles las conductas adecuadas y eliminar las inadecuades, dándoles amor incondicional y no consintiéndolo todo.

La educación de cada hijo o hija es responsabilidad de los padres. Por eso estaban alarmadas las educadoras de las escuelas infantiles, porque ven como esos padres y madres no son capaces de asumir esa importante reesponsabilidad. Y la guardería, la escuela o el instituto nunca pueden sustituir a la madre y al padre en su tarea de educar. Pueden ayudar y colaborar en la instrucción, en la socialización y en aspectos educativos de su vida, pero la responsabilidad es parental.

Por eso, desde las instituciones públicas, habría que plantear acciones dirigidas a las madres y padres jóvenes para diagnosticar sus capacidades educadoras y ofrecerles medios para que aprendan a cuidar y tratar a sus hijos/as. Y que el paso del tiempo no agrave las situaciones que ahora se van adivinando, cuando estos niños que empiezan a agredir de pequeños lo sigan haciendo de mayores.

2 comentarios:

Clarita dijo...

Hola! Soy educadora, tengo un alumno que carece de límites y no respeta a sus autoridades. Platicando con sus papás y familiares me di cuenta que el niño de 4 años es quien manda en casa, ya que los padres se encuentran trabajando la mayor parte del tiempo y su abuelita y su nana (quien es la única que trata de corregirlo) son las encargadas de cuidarlo.
Cuando se encuentran los padres en casa lo complacen en todo y aguas con que no le den algo que pide!! así he sufrido muchas consecuencias como maestra... si no respeta a sus padres.. MENOS A OTRAS PERSONAS!
Muy veraz este post!!

Clarita dijo...

Aah y ya me pegó cuando le pedí que se tranquilizara durante un berrinche!! pueden creerlo?

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