Si miramos hacia atrás seguramente recordamos momentos
en los que siendo pequeños hemos sentido miedo, noches en las que nos
costaba dormirnos o situaciones que nos causaban temor, todos los niños
pasan por momentos de temores a lo largo de su desarrollo.
Podemos observar este sentimiento desde que nuestro
hijo es aún un bebé y aunque cada niño es diferente, algunos son
más sensibles y se asustan con más facilidad. Hay tantos miedos como
personas pero algunos aparecen de forma frecuente a lo largo de las
distintas etapas por las que va pasando el niño en su primera infancia:
Miedos a los ruidos fuertes e inesperados: Este miedo lo observamos
en casi todos los bebes, frente a cualquier estímulo fuerte, repentino
o intenso el niño puede reaccionar llorando, por ejemplo: un portazo,
coche de policía, petardos etc.
Miedo a los extraños: Entre los 6-8 meses muchos bebés comienzan
a mostrar temor a los extraños, los padres suelen sorprenderse ya que
no habían notado esto hasta entonces, esto es señal de que ha aumentado
la capacidad y sensibilidad del bebé para darse cuenta de con quien
está. Será importante que cualquier cambio que tenga el niño en su
vida sea gradual y acompañado de sus papás, por ejemplo si la madre
empieza a trabajar y deja al niño con una cuidadora podrá empezar
estando ella unos días mientras su hijo conoce a esta nueva persona.
Miedo a separarse de los padres: Este temor aparece cuando
el niño ha de separarse de sus figuras de apego, aunque a partir
de los 6-8 meses ya aparece, este miedo se intensifica alrededor del
año y medio o los dos años, podemos observarlo cuando el niño
comienza el colegio por primera vez o cuando los padres han de ausentarse.
Cuanto más gradual sea la separación de mamá y papá más fácil
será para el niño adaptarse a estas situaciones.
Miedo a la oscuridad, brujas, monstruos…, estos miedos aparecen
por la noche cuando el niño se va a la cama, lo podemos observar a
partir de los tres años aproximadamente, es una buena etapa para utilizar
cuentos, si el niño se identifica con un héroe de ficción que
acaba venciendo sus temores podrá calmarse y adquirir algún recurso
para enfrentarse al miedo, también podemos dejar una luz pequeña que
haga más fácil el momento de irse a la cama.
Miedo a la muerte: A partir de los 5-6 años aproximadamente
el niño empieza a ser más consciente de lo que significa la muerte.
Puede ser una etapa donde el niño haga muchas preguntas para lograr
comprender este acontecimiento. Sera bueno para el pequeño que sus
papas se muestren accesibles y respondan sus preguntas adecuando las
respuestas a la edad del niño.
Pero, que le pasa a nuestro cuerpo cuando tenemos miedo? El
miedo es una emoción instintiva y actúa en nuestro cuerpo como una
señal de alarma. Dentro del cerebro, la amígdala será la responsable
de detectar cualquier peligro, avisando a nuestro cuerpo para que este
se ponga en marcha y se defienda. Por lo tanto debemos ver esta señal
como algo que nos protege frente a los peligros, ya sean estos reales
o imaginarios.
A los padres les suele resultar difícil consolar
a su hijo cuando está asustado y dudan sobre como reaccionar, ¿hablamos
sobre ello?, ¿le acompañamos a la cama?, ¿Le quitamos importancia?,
¿Dejamos una luz encendida por la noche? etc.
Es importante trasmitir al niño que tener miedo a
veces es normal y que a todos los niños les pasa, será de gran ayuda poner palabras al miedo del niño y tratar de
calmarlo, por ejemplo: Parece que ese ruido tan fuerte te ha asustado ¿verdad?, mamá
te cogerá un poquito y el ruido pasará enseguida.
También podemos ayudar a los más pequeños a trasformar el miedo
en interés, por ejemplo: Ese perro tan grande te asusta ¿verdad? Nos podemos alejar un poco
y verlo desde allí, ¿has visto como corre a por la pelota?.
Los objetos transicionales como el chupete, el osito…pueden
ayudar a que el pequeño se calme así como el lenguaje que utilicemos y el tono de voz.
Es importante no ridiculizarle, por ejemplo: Pero ¿por qué lloras? Tener miedo es de bebes, ya sabes que las
brujas no existen. Avergonzar al niño solo hará que se sienta
confuso por sus sentimientos.
Cuando el niño aun no tiene la edad adecuada para
separar fantasía de realidad no es aconsejable que vea películas o programas con imágenes violentas
o con personajes que les pueden causar temor.
Hemos de trasmitirle al niño que lo que ahora le
asusta acabará pasando a medida que se vaya haciendo mayor, los
padres pueden contarle ejemplos de cuando eran pequeños y de como resolvieron
ellos sus temores.
Además de los miedos más frecuentes, el niño puede pasar por momentos
de temores por distintas circunstancias, será de gran ayuda que los
padres puedan reflexionar sobre algunos aspectos:
¿Ha tenido el niño una mala experiencia anteriormente, algún suceso que
le puede estar asustando?, si es así podemos hablar con el niño sobre este
suceso que le preocupa tratando de buscar soluciones juntos. También los cambios en las rutinas pueden hacer que el niño
se sienta intranquilo, por ejemplo: cambio de casa, de colegio, un
nuevo hermanito, separación de los padres etc.
¿Cómo se sienten los padres cuando ven a su hijo asustado?
Si a un padre le afecta en exceso que su hijo tenga miedo ya sea porque
lo ve demasiado frágil o porque le hace conectarse con miedos suyos
infantiles etc. Es probable que reaccione de una manera excesiva tratando
de reprimir el miedo del niño o dándole mucha importancia. Esto hará
que el niño viva lo que le pasa con más ansiedad y se incremente su
miedo.
¿Cómo actúan los padres cuando ellos mismos están asustados?
si alguno de los padres expresa miedo frente a algún acontecimiento,
un niño sensible puede sentir la misma inquietud. La conducta que el
niño observa en sus padres es la pauta que interioriza por lo que debemos
ser cuidadosos y reflexionar sobre como nos mostramos ante nuestros
hijos.
¿Usan los padres el miedo en su modelo educativo?, a
veces escuchamos por ejemplo: o te comes todo o te llevará el hombre del saco, o te portas bien
o te encerraremos en el cuarto oscuro.... esto tendrá consecuencias
negativas a largo plazo ya que el niño aprenderá a obedecer por miedo
no porque vaya interiorizando las normas y pautas de comportamiento.
La mayoría de los miedos van disminuyendo a medida
que el niño se hace mayor ya que va aumentando su capacidad cognitiva,
pero si los miedos del niño son excesivos, empiezan a interferir en
su modo de vida y se prolongan en el tiempo será bueno consultar con
un profesional que ayude a los padres a entender que le está pasando
al niño y como ayudarle.
Berta Ponce
6 comentarios:
si los niños durmieran con sus padres se les irian mucho miedos
Los miedos infantiles son bastante normales. La única forma de evitar que se produzcan con frecuencia es identificar qué es lo que nos produce esa sensación y cómo hacer para que no vuelvan a repetirse.
hola, efectivamente los miedos son normales, yo tengo una nena y la verdad tiene pocos miedos, lo que he hecho es que tenga mucha seguridad en si misma y no he mostrado miedos ante ella, aunque los sienta, los ruidos siempre son producidos por algo y le muestro que los produce.
El miedo en la infancia es universal. En las distintas etapas de desarrollo de los pequeños, se dan diferentes fases en las que el menor presenta miedos a diversos tipos de estímulos, bien por su falta de experiencia o conocimiento acerca de ellos, o por las fantasías que elaboran en torno a esas situaciones, objetos, personas o animales, Este tipo de reacciones es normal, sin embargo, pueden llegar a tener una intensidad superior a la de la normal, o presentarse de una forma persistente que, en definitiva, puede llegar a invalidar al niño para llevar una vida normal. Estas reacciones si no son debidamente atendidas, podrían llegar a convertirse en fobias.
El miedo en la infancia es universal. En las distintas etapas de desarrollo de los pequeños, se dan diferentes fases en las que el menor presenta miedos a diversos tipos de estímulos, bien por su falta de experiencia o conocimiento acerca de ellos, o por las fantasías que elaboran en torno a esas situaciones, objetos, personas o animales, Este tipo de reacciones es normal, sin embargo, pueden llegar a tener una intensidad superior a la de la normal, o presentarse de una forma persistente que, en definitiva, puede llegar a invalidar al niño para llevar una vida normal. Estas reacciones si no son debidamente atendidas, podrían llegar a convertirse en fobias.
Es interesante no negar los miedos, darles el lugar que tienen, y no evitar las fuentes de amenazas, sino màs bien darles un correcto sentido dentro de la realidad.
Muchas gracias por el artìculo, muy valioso.
Les paso tambièn un sitio interesante. Ya que con buena autoestima se afrontan mejor los miedos propios y los de nuestros hijos.
http://www.aumentandomiautoestima.com/blog Es el sitio de Elìas Berntsson.
Gracias
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