¿Son los primogénitos más inteligentes que sus hermanos?


¿Cuánto de hereditario y de adquirido tiene la inteligencia? Esta ha sido una de las preguntas esenciales de la Ciencia Psicológica desde sus mismos orígenes. Por supuesto, con esa diversidad que caracteriza a todo lo humano, también existen múltiples posiciones: hay psicólogos que aseveran que la inteligencia es de origen eminentemente genético mientras que otros afirman que es una potencialidad adquirida a lo largo de la vida.

El tema se hace aún más complejo cuando se refiere a la relación entre la inteligencia y el orden de progenitura de los hijos. En la revista Science se ha publicado un artículo donde se refiere una investigación realizada en la Universidad de Oslo que ha analizado el Coeficiente Intelectual de un total de 241 310 jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y 19 años.

Intentando depurar los datos de las variables que podrían incidir en los resultados de la prueba de inteligencia tales como: el nivel de instrucción de los padres o la numerosidad de los miembros de la familia; los investigadores han podido verificar que los primogénitos tienen un C.I. medio de 103.2 en comparación con el 100.3 de los hijos segundos y el 99.0 de los hijos terceros. Una disminución bastante ostensible.

Los resultados no se veían afectados por el género de los pequeños aunque, curiosamente, un efecto similar se observaba cuando el primogénito había fallecido y el segundo hijo asumía el rol de hermano mayor.

¿Qué conclusiones podríamos sacar de esta investigación? Este estudio se suma a una larga lista de datos recopilados con anterioridad que develan la profunda determinación social de la inteligencia pero… ¿cuál es la explicación a este fenómeno?

Normalmente cuando nace el primer hijo los padres le brindan una atención mayor, están más pendientes de sus logros y dificultades; lo cual enriquecería su vocabulario y la habilidad de razonamiento del pequeño.

Pero esta es solo una hipótesis, existe otra idea que postula exactamente lo contrario: los hijos segundos deberían beneficiarse más de la madurez y la experiencia de los padres así como de la actividad estimulante que supone tener un hermano mayor; por lo cual los resultados de la investigación serían erróneos.

No obstante, existen otra explicación con la cual concuerdo plenamente: el primogénito, al asumir el rol de tutor del más pequeño, alcanza una mayor madurez y logra una reorganización de sus procesos cognitivos. En otras palabras, el rol de maestro le sería más beneficioso al profesor que al estudiante ya que le permitiría afianzar los conocimientos que intenta transmitir. Así, el primogénito no solo desarrollaría un mayor C.I. sino también la disciplina y la autonomía; lo cual también explicaría por qué los hermanos menores tienden a tener vidas más aventureras, practicar deportes más peligrosos y viajar con mayor frecuencia en comparación con su hermano mayor. Como dato curioso les añado que la mayoría de los Premios Nobel han sido ganados por primogénitos.

No obstante, más allá de las estadísticas, considero que estas investigaciones deben tomarse simplemente como un punto de referencia; no como una medida para encasillar bajo rótulos etiquetadores a las personas. La inteligencia es una potencialidad a desarrollar por lo cual la conclusión más importante que podríamos extraer de este estudio es que, en nuestros roles de padres, los hijos más pequeños necesitan un entorno más desarrollador para que puedan desarrollar al máximo sus potencialidades.


El artículo original fue publicado en mi blog: Rincón de la Psicología

Fuente:
Kristensen, P. & Bjerkedal, T. (2007) Explaining the Relation Between Birth Order and Intelligence. Science; 316(5832): 1717.

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