Como escribí en otra entrada de mi blog "Visión del mundo a través de los ojos del bebé", cuando nacemos nuestro sistema visual no está completamente desarrollado. Nuestros ojos son realmente “una prolongación de nuestro cerebro”, por tanto, forma parte del sistema nervioso central, y éste al nacer tampoco está totalmente desarrollado.
Por un lado, el bebé cuando nace tiene su visión limitada a su entorno más próximo (sus manitas, la cara de mamá cuando se acerca, sus pies,…); no va a mirar nada más allá de 1 metro, a no ser que dicho objeto tenga sonido. Poco a poco este campo de visión se va abriendo y va viendo cada vez más lejos; hasta la edad de 1 ó 2 años cuando puedes enseñarle al niño algo lejano que él lo va a mirar y seguir si está en movimiento.
Como el ojo al nacer no está maduro, provoca una cadena secuencial de estructuras oculares y funciones visuales sin desarrollar:
Su desarrollo se producirá en esta misma secuencia, por tanto, si una estructura o función no se desarrolla correctamente, provocará que la siguiente función no lo haga tampoco. Creando problemas de baja agudeza visual, de lecto-escritura, de procesamiento de la información visual (PERCEPCIÓN VISUAL), comprensión lectora, etc.
Cuando un niño comienza su etapa escolar, a los 6 años, no sólo necesita tener una buena visión y un sistema visual eficaz, sino también debe de ser capaz de reconocer lo que ve y de interpretarlo asociándolo a experiencias anteriores. Se deben desarrollar unas habilidades perceptuales más complejas necesarias para el aprendizaje. Si todo este proceso no se realiza correctamente, el niño no podrá satisfacer la demanda escolar exigida.
Por otro lado, al ser nuestro sistema visual una parte de la maquinaria que constituye el cerebro, los desarrollos visual y neurológico están directamente relacionados. Me explico.
Cuando un niño nace, sus reflejos primitivos o infantiles controlan sus movimientos y acciones. No hace nada de forma consciente y voluntaria. Estos reflejos se van integrando, en el primer año de vida, de forma natural según el cerebro va madurando. A su vez, esto permite que se produzca el desarrollo motor grueso y fino del niño, dando lugar a sus acciones motoras voluntarias y controladas. Al mismo tiempo que todo esto ocurre, la visión se va desarrollando. Por ejemplo, mientras el niño gatea, su sistema visual está aprendiendo a controlar su enfoque a distancia cercana cuando mira sus manos en el suelo o sus rodillas, y a distancia lejana cuando mira hacia dónde quiere llegar gateando. Está constantemente cambiando su enfoque a distintas distancias (ve un objeto, se acerca, lo coge, lo mira, lo deja, sigue gateando,…). Por ello, la etapa del gateo es tan importante en el desarrollo visual.
En consecuencia, los desarrollos visual, neurológico y motor están directamente relacionados, y una alteración en cualquiera de ellos, alterará el desarrollo de los otros dos.
3 comentarios:
Hola:
Sólo un apunte breve para presentaros un sitio desde donde recuperar recursos educativos accesibles entre los que encontrareis contenidos específicos para niños con necesidades educativas especiales.
Se trata del web del Proyecto Agrega (www.proyectoagrega.es) una plataforma de contenidos digitales educativos gratuitos, validados por expertos docentes y adaptados al curriculo español.
Podeis encontrar más información en http://www.proyectoagrega.es/blog/?p=1422
Esperamos que os resulte de utilidad. Si quereis ampliar esta información no dudeis en poneros en contacto con nosotros.
Saludos.
Equipo Agrega
que buen blog.
estoy estudiandofonoaudiologia y queria usar algunos de sus articulos en trabajos si me lo permiten tambien abusando si pueden agregar quien escribió este articulo muchas gracias
Hola rho, mi nombre aparece al final de la entrada (Rosa M. García Hdez.). Si te interesan temas como el de esta entrada puede que te interese leer mi blog: La Visión y El Aprendizaje http://visionyaprendizaje.blogspot.com/
Muchas gracias por tu opinión.
Publicar un comentario