Dificultades en el dormir


Uno de los problemas que con bastante frecuencia nos hacen llegar los padres, reside en todo lo relacionado con los problemas del sueño (niños que no quieren acostarse, que se levantan por la noche, que quieren ir a dormir a la cama de sus padres…)
El problema más habitual es el primero de ellos, niños que no quieren acostarse cuando sus padres se lo indican, puesto que algunos padres no son claros respecto a la orden de ir a dormir a la cama, y con la excusa de dejar al niño “un poco de tiempo más” acaban por perder su responsabilidad de marcar la hora de irse a dormir en beneficio del niño. Por lo tanto la primera premisa es clara, marcar la hora de irse a dormir, hacérsela saber al niño y llevarla acabo desde el primer día. La mayoría de los niños utilizan unas rutinas antes de irse a dormir (dar un beso a sus padres, escoger su peluche favorito, utilizar una manta determinada…) que los padres deben respetar, ya que les ayudan a separarse de sus seres queridos y prepararse para el sueño. Por el contrario tampoco se debe permitir que estos hábitos se vuelvan demasiado largos y pesados. También es bueno utilizar señales que sirvan para empezar la rutina de irse a dormir (“cuando acabe la serie de dibujos deberás prepararte para ir a dormir”), mantener al niño calmado y relajado por lo menos media hora antes de irse a dormir evitando de esta manera juegos excesivamente activos, hacerlo sentir especial sentándonos con él unos minutos en la cama haciéndole llegar nuestro calor y seguridad, y realizando alguna actividad tal y como la lectura o narración de un cuenta o el escuchar música conjuntamente. Si a pesar de todas estas indicaciones, todavía hay reticencias para irse a dormir, es bueno animar al niño para que hable de sus problemas y preocupaciones, del mismo modo que debemos recompensar la cooperación del niño para irse a dormir.
En otras ocasiones, puede acontecer que el niño se levante varias veces durante la noche. Lo que primero hemos de realizar es observar el modelo que le lleva a hacerlo (¿qué es lo que hace?, ¿se despierta o no se llega a dormir?, ¿a quién llama?, ¿cómo reacciona?…). En función de lo observado aplicaremos una técnica u otra, siendo la más habitual el ignorar la conducta de reclamo o llanto. Hemos de abandonar la habitación y no volver a ella por mucho que el niño esté llorando airadamente. En este sentido es aconsejable aguantar 20 minutos sin entrar, si pasados los 20 minutos sigue llorando, entramos, le volvemos a desear buenas noches y dejamos pasar otros 20 minutos, y así sistemáticamente por muy difícil que se haga a los padres aguantar 20 minutos de lloros de sus hijos. Para evitar que el niño se levante también es aconsejable colocar junto al niño todo lo que puede necesitar durante la noche para que no tenga la “excusa” para levantarse, siendo estos un vaso de agua, una linterna, su juguete favorito… Cuando la ignorancia no nos resulta efectiva podemos alguna técnica de relajación para ayudar al niño para volver a conciliar el sueño.
¿Y qué hay cuando el niño quiere dormir con sus padres? La respuesta clara y rotunda es que no se puede dormir en la cama de los padres bajo ningún concepto (a pesar de que nosotros algún día especial y excepcional se lo permitamos) puesto que crea una rutina, una dependencia patológica y que a la larga puede suponer problemas al niño cuando tenga que pasar una noche fuera de casa. Sabemos que esto es difícil de aplicar, ya que en ocasiones resulta más fácil para los padres meter al niño en su cama que escuchar como llora durante 20 minutos, pero no hay que ceder. Algunas indicaciones que podemos utilizar son las siguientes: Devolver al niño a su cama, meterle en ella sin demasiadas contemplaciones y con firmeza. Algunas veces los niños se meten en la cama de sus padres mientras estos duermen, para ello hemos de crear algún sistema para que el niño tenga que hacer obligatoriamente ruido, los padres podamos despertarnos y truncar las intenciones del niño. En otras ocasiones, cuando el niño se mete en la cama de sus padres, estos pueden disimuladamente empujarle hacia fuera, dejándole un espacio mínimo o tirándolos de la cama para que el niño vea como algo incómodo el dormir con sus padres. Hemos de hacer su habitación atractiva, decorada a su gusta, confortable… y finalmente utilizar sistema de recompensas y castigos.

1 comentario:

Leopold Carreras dijo...

Clar i concís! Em sembla molt positiu el que ha escrit, doncs són els mateixos consells que jo mateix vaig donant des de fa ja més de 15 anys als pares. Sols un detall: hem d'anar una mica amb compte amb l'estona que deixem que el nen plori, doncs depén de l'edat i és una cosa que es pot anar fent de manera gradual, com diu el dr. Estivill en el seu llibre ja clàssic (Duérmete niño).
Fins la propera,

Leopold Carreras

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