EL JUEGO Y EL GÉNERO EN EL NIVEL INICIAL

En mi rol de formadora de docentes de jardín de infantes cuando recorro estas instituciones observo como los adultos transmiten los modelos tradicionales del rol de la mujer y del hombre a través de los juegos. Muchas veces he visto como sancionan a un niño que se disfraza con indumentaria de mujer, o a una niña que durante su juego represente a un niño, ya que esto es considerado como tomar atribuciones del género que no le corresponde y por lo tanto es una conducta que debe ser corregida. Mientras que cuando el niño en su juego lucha y juega a la guerra y la niña se disfraza de princesa, se quedan tranquilos porque “los niños están jugando según su sexo”.

Desde la perspectiva de género, me parece importante considerar que el adulto (padre o docente) debe facilitar y potenciar los juegos y juguetes del niño/niña para que no reproduzcan el rol tradicional de la mujer y del hombre así como también fomentar una educación para una sociedad no sexista.

Presionar a los niños para que en su juego reproduzcan conductas acorde a su sexo, es discriminarlos, ya que la niña sufre la consecuencia de estereotipos que acortan y limitan sus potencialidades, y el niño sufre las exigencias y presiones de una sociedad machista.

¿QUÉ SE ENTIENDE POR GÉNERO EN EL NIVEL INICIAL?

El género según Carmen García Colmenares (1992):

“Hace referencia a las características que cada grupo social asigna a lo masculino y lo femenino. (…) Se puede considerar como un conjunto de normas que cada sociedad impone a las personas desde su nacimiento, lo que condicionará su forma de actuar y sentir (…).”


Las pautas de socialización diferenciales hacia las niñas y los niños aparecen en la familia al asignarle una serie de roles en función de su sexo. Los roles de género son expectativas creadas sobre el comportamiento masculino y femenino que van a configurar a lo largo del desarrollo lo que socialmente se considera como deseable para una mujer y para un hombre. Estos rasgos distintos se suponen que van a emanar de manera natural y espontánea del sexo biológico y se van a ir interiorizando poco a poco hasta definir la personalidad adulta.

Los niños/as al principio, no distinguen entre los elementos que determinan la identidad sexual y los que determinan la identidad de género, pero poco a poco los estereotipos de género se irán instalando, fruto de la educación que recibe.

Los niños observan desde muy pequeños que la mujer se dedica más al ámbito doméstico y familiar, mientras que el hombre es la figura con mayor poder y autoridad. Y hacia los cuatro o cinco años las marcas de género se manifiestan en la elección de juegos y juguetes, ropas, cuentos, etc., y en el rechazo de aquellas actividades y objetos que socialmente se consideran del sexo contrario.

La formación de la identidad masculina y/o femenina se va elaborando muchas veces con el rechazo y desprecio de todo aquello que se considere del sexo opuesto.

Es importante destacar que esta noción de género incluye prácticas y experiencias de todo orden que comprometen a los individuos a lo largo de sus vidas y que, no sólo remiten a su intelecto sino también a su sentimiento.

En el jardín se aprende a desempeñar roles y a expresar comportamientos apropiados a cada sexo y se transmiten los estereotipos sexuales presentes en nuestra cultura. Ejemplo de ello es la forma de agruparse, de jugar, de distribuir y utilizar los espacios y los tiempos, de establecer las costumbres, de desempeñar papeles, de vivir los conflictos. Todo esto está marcado por el género.

¿Qué podemos proponer para brindar una educación no sexista?

1. Favorecer los agrupamientos mixtos, evitando que los grupos de juego se constituyan en función del género.

2. Revalorizar el lenguaje corporal y favorecer la expresión de emociones y sentimientos, tanto en niños como en niñas.

3. Realizar propuestas de juego variadas y amplias que incluyan ámbitos de dominancia femenina, masculina y neutra. Recrear escenas de la realidad circundante.

4. Realizar un taller de cocina, ya que es un vehículo eficaz para contrarrestar el estereotipo según el cual las cuestiones de la cocina están destinadas a mujeres y niñas.

5. No privar al niño de los juegos de las niñas, se los educa para infravalorar el trabajo doméstico, además de considerar que hay profesiones tales como enfermería, secretaría, etc., son menos prestigiosas.

6. No privar a la niña de realizar los juegos de los niños, se las desalienta en su interés a la investigación, manipulación, creación, que las lleva a considerarse no aptas para las profesiones prestigiosas.

El juego dramático o juego de representación de roles, es el más frecuente. Jugar a papás y mamás, a las tiendas, a los médicos, es algo que ocurre en todos los Jardines de Infantes. Este juego proporciona un terreno propicio para la comunicación y la interacción entre iguales, ofreciendo un marco adecuado para el consenso, para llegar a acuerdos entre compañeros/as de juego proporcionando un escenario ideal, donde cada uno puede exponer sus ideas sin temor a equivocarse, porque sólo se trata de un juego. En el juego dramático practican lo que saben sobre el mundo social en el que viven; sobre temas como la familia, la escuela, Centro de Salud, comercios.... y también sobre las relaciones con las personas, como expresan su cariño, como actúan cuando se enojan, etc.

Lic. Edith Beatriz Burgos



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2 comentarios:

Marta Rodríguez Álvarez dijo...

Me ha gustado mucho este artículo, y estoy muy de acuerdo con él. Creo que este tema se debería tratar más en los medios y también en las escuelas, para que la gente se diera cuenta d ela problemática futura que encierra y de cómo solucionarla en próximas generaciones.

Un saludo!


www.martayefra.blogspot.com

La rubia dijo...

Necesito contactar con usted cgarciag@elpais.es

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